El pasado viernes y ayer sábado se celebró la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. (Ellos son los pilares de nuestro blog).
La Iglesia nos enseña que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre. Por ello, nos consagramos al Corazón de Jesús por medio del Corazón de María. Esto se hace evidente en la liturgia, al celebrar ambas fiestas de manera consecutiva, viernes y sábado respectivamente, en la semana siguiente al domingo del Corpus Christi.
Santa María, Mediadora de todas las gracias, nos invita a confiar en su amor maternal, a dirigir nuestras plegarias pidiéndole a su Inmaculado Corazón que nos ayude a conformarnos con su Hijo Jesús.
CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS:
Señor mío y Dios mío Jesucristo:
-Por el Corazón Inmaculado de María, me consagro a Ti. - Y me ofrezco al Padre en tu santo sacrificio del altar, - con mis oraciones y trabajo, sufrimiento y alegrías de hoy, - en reparación y alegrías de hoy, - en reparación de nuestros pecados - y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial ( Petición personal ).
Concédenos, Corazón de Jesús, la gracia de saber aprovechar y santificar nuestro día para que tu Reino llegue al mundo, y todos seamos un poco mejor.
Recibe, Señor, mis sufrimientos, mi esfuerzo y mi oración y mi trabajo que a veces se me hace pesado. Pero lo acepto con amor para que unido al tuyo, sea fruto de salvación, fruto de eternidad.
Con Cristo, por Cristo y para Él quiero vivir. Ya no me importa más que una sola cosa:
Que el mundo te conozca. Y que sienta el latido de tu Corazón.
Corazón de Jesús, en mis alegrías y tristezas en Ti confío.
Corazón de Jesús, en la prosperidad y en la adversidad, en Ti confío.
Corazón de Jesús, en mis enfermedades y dolencias, en Ti confío.
Por el corazón inmaculado de tu Madre Santísima te pido que no desfallezca en mí esta confianza, en tu Amor.
COMULGA EL PRIMER VIERNES DE MES.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA:
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Vos. Y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oidos, mi lengua, mi corazón: en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, Madre de bondad, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
