VIA
CRUCIS
Por la señal de la Santa Cruz...... Acto de contrición – Señor mío Jesucristo...
OFRECIMIENTO:
¡Oh
pacientísimo Jesús! Antes de meditar vuestra dolorosa pasión y
muerte, os ofrezco este piadoso ejercicio del santo Vía crucis en
satisfacción de mis ingratitudes y para ganar las indulgencias
concedidas. Purificad antes mi alma para que redunde en su provecho
la consideración de las catorce estaciones de vuestro penoso y
tristísimo calvario.
1ª
ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
Pilato, queriendo contentar al pueblo, les puso en libertad a
Barrabás, y después de haber azotado a Jesús, le entregó para que
le crucificaran.” (San Mc. XV, 15).
Oración. ¡Dulcísimo Jesús mío! Por aquella injusta sentencia de muerte, tantas veces suscrita por mis culpas, libradme de la sentencia de muerte eterna que tantas veces he merecido.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada sea la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los
dolores de su Santísima Madre.
Señor,
pequé. Tened piedad y misericordia de mí.
2ª ESTACIÓN: JESÚS CON LA CRUZ
A CUESTAS
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
tomaron a Jesús y le sacaron afuera; y llevando la Cruz a cuestas
salió para aquel lugar que se llama Calvario.” (San Juan, XIX,
16).
Oración.
Vos, ¡oh Jesús mío!, que con tanta resignación y amor abrazasteis
el pesado madero de la Cruz, fabricado con mis culpas, haced que
conozca la grandeza de las mismas, para que las deteste y llore hasta
la muerte.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y misericordia de mí.
3ª
ESTACIÓN: JESÚS CAE EN TIERRA POR PRIMERA VEZ
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“El
grave peso que siento me tiene en el más abatido estado, y me oprime
hasta más no poder.” (Salm. XXXVII, 7).
Oración.
El enorme peso de mis culpas, ¡oh Jesús mío!, es el que os hizo
caer bajo el insoportable peso de la Cruz. Las odio y las detesto con
todo mi corazón. Perdonádmelas y haced que las llore amargamente y
no las vuelva a cometer.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
4ª ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“¡Oh,
vosotros, todos los que pasáis por el camino, atended y mirad si hay
dolor semejante al mío!.” (Thrn. I, 12).
Oración.
¡Afligidísimo Jesús! ¡Dolorosísima Madre mía! ¡Que encuentro
tan terrible! El Hijo clava sus divinos ojos en la Madre y la Madre
los clava en los de su Hijo. ¿Qué sentirían aquellos corazones?
¿Qué se dirían aquellas dos almas? ¡Y para que mis culpas hayan
sido la causa de tan acerbos dolores! ¡Perdón y misericordia, Jesús
y Madre mía!
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
5ª
ESTACIÓN: JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y compelieron a uno que pasaba, Simón Cirineo, para que cargase con la Cruz en pos de Jesús.” (S. Marc. 15; Luc. 23).
Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y compelieron a uno que pasaba, Simón Cirineo, para que cargase con la Cruz en pos de Jesús.” (S. Marc. 15; Luc. 23).
Oración.
¡Dichoso y afortunado Cirineo que os ayudó, oh afligidísimo Jesús,
a llevar el peso de la Cruz! También yo deseo y prometo ayudaros con
el sufrimiento, la resignación y el dominio de todas mis pasiones.
Asistidme con vuestra gracia para cumplir mi promesa.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
6ª
ESTACIÓN: LA PIADOSA VERONICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Vímosle
despreciado y reputado como el más vil de los hombres, y cercado por
todas partes de dolores, y su rostro oscurecido por los oprobios.”
(Isai. 53-3).
Oración.
Benignísimo Jesús mío, que también pagasteis la fortaleza de la
Verónica, imprimiendo en el misterioso lienzo las facciones de
vuestro Santísimo Rostro; imprimid en mi alma el recuerdo de
vuestras penas y el dolor que ahora concibo de mis culpas.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
7ª
ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ EN TIERRA
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Tomó,
en verdad, sobre sí las penas de nuestros pecados... Le reputamos
como leproso y herido de Dios y humillado.” (Isai. 53, 4).
Oración.
Mis repetidas culpas os hicieron caer nuevamente en tierra bajo el
peso de la Cruz. Y sabiendo, ¡oh Jesús mío!, que cuantas veces
peco os ocasiono una nueva caída,. ¿seré tan malvado que vuelva a
pecar? No, Redentor mío; antes mil muertes que ofenderos con un solo
pecado.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
8ª
ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Más
Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: “Hijas de Jerusalén, no
lloréis sobre mí, sino sobre vuestros hijos.” (S. Lc. XXII, 28).
Oración.
El más atormentado de los mártires anima y consuela a las piadosas
mujeres que, movidas de compasión, se acercan a Él para consolarle
con sus lágrimas. ¿Qué es esto, Señor? ¿Hasta dónde llega
vuestra caridad y amor al Hombre? Compadeceos de mi alma, ansiosa de
seguiros y consolaros por el camino de la Cruz.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
9ª
ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ EN TIERRA
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Afligido
estoy y abatido hasta lo sumo... Mi corazón está conturbado;
fáltanme las fuerzas, y aún la claridad de mis ojos se ha
oscurecido.” (Salm. XXXVII).
Oración.
Contempla, alma pecadora, a tu Dios tendido en tierra por tercera
vez. Ya no puede soportar el peso de tus iniquidades. Ayúdale a
levantarse, prometiéndole firmemente la enmienda de tus extravíos,
tibiezas e inconstacias.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
10ª
ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“No
hay en mis carnes parte sana. Me dieron hiel por comida, y en mi sed
me dieron a beber vinagre.” (Sam. 37 y 68).
Oración.
Vos, ¡oh Jesús mío!, que tan inhumanamente fuisteis despojado de
vuestras sagradas vestiduras y expuesto a la vergüenza de todo un
pueblo sediento de venganza contra Vos, despojadme de todo afecto a
las cosas terrenas y haced que nada ame en este mundo fuera de Vos.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
11ª
ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
cuando llegaron al lugar del Calvario le crucificaron.” (S. Lc.
XXIII, 33).
Oración.
Por aquellos incomprensibles tormentos y acerbísimos dolores que
sentirías al ser taladrados vuestros pies y manos santísimos y
fijados en la Cruz, haced que crucifique yo mi carne con los clavos
de la mortificación y de la penitencia.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERTO EN LA CRUZ
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
Jesús, clamando con voz potente, dijo: “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu.” (S. Lc. XXII, 46).
Oración.
Después de tres horas de penosísima agonía, muere el Señor
enclavado en el árbol de la Cruz. Contempla, alma mía, aquel
ensangrentado cadáver; mira y embriágate con la sangre redentora, y
de hoy en adelante muere a todo lo que sea sombra de pecado y vive
sólo para tu Jesús.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
13ª ESTACIÓN: JESÚS YA DIFUNTO, ES COLOCADO EN LOS BRAZOS DE SU SANTÍSIMA MADRE
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
cuando ya fue tarde, vino José de Arimatea... y bajó de la Cruz el
Cuerpo de Jesús.” (S. Mth. XXVII, 57).
Oración.
¡Madre dolorosísima! ¡Qué sentiríais al tener en vuestro regazo
el frío cadáver de vuestro amadísimo Hijo! La profecía de Simeón
tuvo entonces su cumplimiento. Vuestro corazón fué atravesado por
aquella espada de dos filos, que simboliza todos los sufrimientos.
¡Ay de mí que he sido la verdadera y única causa de la muerte del
Hijo, y de los dolores de la Madre! Perdón, Madre mía, y haced que
llore con vos las terribles consecuencias de mis pecados.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
14ª
ESTACIÓN: JESÚS ES ENCERRADO EN EL SEPULCRO
Te
adoramos, Señor, y te bendecimos.
Porque
con tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador.
“Y
en el lugar donde fué crucificado había un huerto, y en el huerto
un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
Allí, pues, colocaron a Jesús.” (S. Juan XIX, 41,42).
Oración.
De los brazos de María Santísima es trasladado al sepulcro el
cuerpo de Jesús. ¡Pobre Madre!, qué sola y qué huerfana se quedó
en el mundo, y todo por mí. Yo os acompañaré, Madre mía, llorando
con lágrimas de sincero arrepentimiento los extravíos de mi vida
pasada.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Bendita
y alabada...
Señor,
pequé. Tened piedad y
misericordia de mí.
ORACIÓN
FINAL
¡Oh
Dios, que hicisteis que vuestro Hijo padeciese por nosotros muerte de
Cruz para librarnos de la tiranía del enemigo!. Concedednos la
gloria de participar de vuestra resurrección, por el mismo Señor
nuestro. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria, por las intenciones del Sumo Pontífice.